La psoriasis es una enfermedad crónica relacionada con el sistema inmunológico que afecta a 125 millones de personas en todo el mundo. Con mayor frecuencia se presenta entre los 15 y los 25 años de edad, pero se puede desarrollar a cualquier edad.
La psoriasis es una enfermedad crónica e inflamatoria de la piel, mediada por el sistema inmunológico y de causa desconocida, que no es contagiosa.
En la patología de la psoriasis las nuevas células de la piel se producen 8 veces más rápido de lo normal durante unos cuantos días, en lugar del mes que normalmente les toma, de esta manera se forman las lesiones en la superficie de la piel.
La psoriasis se manifiesta con estas lesiones manifestadas como manchas o elevaciones de piel, gruesas, de color rojo vivo que están cubiertas por escamas plateadas denominadas placas. Habitualmente estas placas ocasionan comezón o dolor, y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Esto conlleva a que el paciente se sienta incómodo y rechazado, ocasionando ansiedad o depresión, incapacitando y disminuyendo así su calidad de vida.
En conferencia de medios, el doctor Kim Alexander Papp, fundador del Centro de Investigación Clínica sobre la psoriasis en Estados Unidos, y la doctora Gladis León, dermatóloga del Hospital General de México y el doctor Carlos Castillejos, director médico del laboratorio JANSSEN-CILAG, indicaron, entre un 10 y un 30% de las personas con psoriasis también desarrollan artritis psoriásica, la cual puede ocasionar dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones y la zona circundante.
Según el Dr. Meyer Magarici EI tratamiento con adaptógenos (como es el caso del Ganoderma Lucidum) ha permitido incrementar la eficacia médica en las enfermedades de la vejez desde un 30% hasta un 90%. El hecho es que la medicina ortodoxa tiene poco que ofrecer en las enfermedades degenerativas crónicas y es por esta razón que al agregar los adaptógenos a la prescripción médica se incrementa notablemente la eficacia y el éxito del tratamiento médico.
Según la web de la prestigiosa Clínica Mayo, las causas de esta alteración no se conocen totalmente, pero se cree que está relacionada con el sistema inmunológico y su interacción con el medio ambiente, en las personas que tienen esta suceptibilidad genética.
Más específicamente, una célula clave, en este proceso, es un tipo de glóbulo blanco llamado linfocito T o células T. Normalmente, las células T viajan por todo el cuerpo para detectar y luchar contra las sustancias extrañas, como virus o bacterias. En el caso de padecer psoriasis, sin embargo, las células T atacan a las células sanas de la piel, por error, como si para curar una herida o para combatir una infección se tratase.
La hiperactividad de las células T desencadenan otras respuestas inmunológicas. Los efectos de estas respuestas incluyen, la dilatación de los vasos sanguíneos en la piel alrededor de las placas y el aumento de otras células blancas de la sangre, como los macrófagos, que pueden entrar en la capa externa de la piel. Estos cambios dan como resultado un aumento de la producción de células de la piel sana y más células T y a su vez de otros glóbulos blancos. Esto provoca un ciclo continuo en el que células de la piel se mueven a la capa más externa de la piel muy rápidamente – en días en lugar de semanas. Las células muertas de la piel y las células blancas de la sangre no pueden desprenderse con la suficiente rapidez y se acumulan en placas gruesas y escamosas en la superficie de la piel.
Lo que hace que las células T tengan este mal funcionamiento en las personas con psoriasis no está del todo claro, aunque los investigadores creen que los factores genéticos y ambientales juegan un papel importante.
Es precisamente, el papel inmunomodulador del Ganoderma, la causa probable de los beneficios que tienen los enfermos que lo han tomado. Por lo que los polisacáridos contenidos en él son los que podrían actuar en el mejoramiento producido en estas personas.
También hay que tener muy presente las causas que pueden agravar o desencadenar un brote agudo, para evitarlas en mayor medida:
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Infecciones, como la faringitis estreptocócica o aftas (llagas en la mucosa bucal),
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Lesiones en la piel, como un corte o una raspadura, picadura de insecto o una quemadura grave,
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Estrés
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El clima frío
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Fumar
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Consumo excesivo de alcohol
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Ciertos medicamentos – incluyendo el litio, que es recetado para el trastorno bipolar, los medicamentos para la presión arterial como betabloqueantes, fármacos antipalúdicos e yoduros.